Viajar no es solo recorrer kilómetros, subir a los aviones y tomar fotos.
Viajar es conocer, absorber otras culturas y vivir momentos inolvidables.
Los introvertidos somos los maestros de descubrir esos momentos. Porque no necesitamos hablar e interactuar con la gente todo el tiempo, a veces vemos más los detalles, los aromas, apreciamos más los momentos.
Esos «momentos» que ocurren en todos los viajes.
Esos momentos que te dejan suspendido en el aire.
Cuando todo se detiene y podemos apreciar donde estamos, que hacemos, hasta donde llegamos.
Algunos momentos mágicos son compartidos por muchos: la primera vez que vieron la Torre Eiffel, la primera nevada en un país extranjero, tantos otros….
Uno de mis momentos favoritos, fue hace un par de años. En el 2016 mi hija mayor estuvo estudiando un semestre en Italia y cuando llego el tiempo de regresar, “necesitaba alguien que la ayudara con todo el equipaje”…
Y allí fue mamita. Y así comenzó un hermoso viaje madre e hija que aun recordamos con tanto cariño.
Una tarde, en Venecia, decidimos ir a la isla de Murano, a visitar las fabricas de vidrio. Como tantos visitantes, tomamos el ferry, cargado hasta la pera (pero pudimos sentarnos adelante, afuera y disfrutar de las vistas) y una vez en la isla, hicimos la visita guiada y las compras de rigor.
De repente, seguimos caminando y nos dimos cuenta de que nos habíamos alejado de la “zona turística”. Era temprano y nos sentíamos seguras, así que compramos un helado y seguimos la callecita que nos llevaba hacia el centro geográfico de la isla.
Y allí, apareció una plaza. Una plaza de barrio. Con chicos jugando, corriendo y madres conversando. Con ventanas cerradas y puertas abiertas.
Nos sentamos en un banco, en silencio, comimos nuestra helado y disfrutamos nuestro momento. Ya vendrían las fotos, charlas y el regreso en otra barcaza aun mas llena que la anterior, ya vendría el tiempo de seguir viajando.
Pero en ese momento, estábamos “en la plaza”. Juntas y tomando un helado.
Que mas se le puede pedir a la vida.
Nota: los invito a que compartan “sus momentos”, usando la memoria para viajar, una vez mas, suspendidos en el aire.